martes, 17 de noviembre de 2009

HACIA LA ESCUELA INTELIGENTE




HACIA LA ESCUELA INTELIGENTE

“Los jardines colgantes de Babilonia se cuentan entre las siete maravillas del mundo antiguo,
junto con el Coloso de Rodas, las pirámides de Egipto y el templo de Artemisa en Éfeso.
La tradición nos habla de un país maravilloso, con terrazas pobladas de árboles, fuentes y
flores, levantado en las márgenes del Éufrates.

De aquellas maravillas nos quedan solamente las pirámides.

Las construcciones monumentales ocupan hoy un lugar secundario frente a los prodigios de la
vida cotidiana (el transistor, por ejemplo, en cuyas pequeñas cajas caben todas las potencialidades de la voz, la imagen y la computación; o la más humilde bombilla eléctrica).

Sería difícil imaginar nuestra vida sin una luz siempre disponible, que se enciende con un
ínfimo movimiento del dedo”. David Perkins1, “La escuela inteligente” Podemos decir que las escuelas son otro invento tan maravilloso como las lamparitas eléctricas, pero tal vez ya no nos asombra tanto por ser parte indisoluble de la vida cotidiana.

Del mismo modo como las lámparas eléctricas han evolucionado desde la sencilla bombilla de Edison, que permitió iluminar el mundo derrotando la oscuridad, también la escuela, que ha logrado metas trascendentales en el pasado, debe transformarse.

Necesitamos escuelas que brinden conocimientos y comprensión acordes con los desarrollos
tecnológicos y culturales del presente. En esta perspectiva podemos preguntarnos cuáles serían las características de esas escuelas.

La crítica constante al sistema educativo suele afirmar que “no sabemos cómo funciona el aprendizaje, ni lo que piensan los maestros de su oficio, ni cómo manejar la diversidad cultural, ni cómo mejorar el rendimiento de las escuelas. En una palabra, no sabemos lo suficiente”2. Desde el punto de vista de Perkins, se trata de una postura equivocada, pues todos deseamos saber y comprender más, como es lógico, pero lo que ya sabemos alcanza y sobra para mejorar la educación.

En el último cuarto de siglo los sicólogos han llegado a comprender en profundidad el proceso de
aprendizaje y sus motivaciones. Los sociólogos y pedagogos han estudiado el funcionamiento de las escuelas y de sus aulas y las han caracterizado para propiciar una educación hacia la comprensión. Las innovaciones pedagógicas en otros países han permitido comparar nuestras experiencias con las de otros contextos y culturas. El problema se reduce a que no aplicamos nuestros conocimientos.

1 Perkins, David: La escuela inteligente. Del adiestramiento de la memoria a la educación de la mente, Editorial Gedisa, Barcelona 2003.
2 Perkins, David: op. cit.

En muchas escuelas los maestros enseñan y los alumnos aprenden con las mismas prácticas de hace 20 o 30 años. En la era de los discos compactos, las tecnologías digitales, las comunicaciones vía satélite y los computadores portátiles, la educación permanece apegada a las prácticas pedagógicas tradicionales.

Sin embargo, hay instituciones educativas con docentes que realizan prácticas y programas innovadores; lo que lleva a pensar que lo que hace falta no es el conocimiento en sí, sino el uso que se hace de él.
Perkins llama escuelas inteligentes a las que se mantienen atentas a todo posible progreso en el campo e la enseñanza y el aprendizaje, y que deben tener tres características:

· Estar informada: en la escuela inteligente, los directivos, los docentes e incluso los estudiantes
saben mucho sobre el pensamiento y el aprendizaje humano y sobre su funcionamiento óptimo. También saben mucho sobre el funcionamiento óptimo de la estructura y de la cooperación escolar.

· Ser dinámica: este tipo de escuelas no necesita sólo información sino un espíritu enérgico. Las
medidas que se toman tienen por objeto generar energía positiva en la estructura escolar, en la dirección y en el trato dispensado a maestros y alumnos.

· Ser reflexiva: la escuela inteligente es un lugar de reflexión en la doble connotación del término:
atención y cuidado. En primer lugar, quienes la integran son sensibles a las necesidades del otro y lo tratan con deferencia y respeto. En segundo lugar, la enseñanza, el aprendizaje y la toma de decisiones giran en torno del pensamiento.